9 dic 2012

Enseñanzas de vida


He aprendido que no puedes hacer que alguien te ame. Todo lo que puedes hacer es ser alguien amoroso, el resto depende de los demás.

He aprendido que no importa cuánto me preocupe o interese por la gente, algunas personas simplemente no actúan recíprocamente.

Que lo que cuenta no es lo que tienes en la vida, sino a quien tienes en tu vida.

Que puedes arreglártelas a base de encanto durante quince minutos, pero después de eso es mejor que también tengas algún conocimiento.

Que no debes compararte a ti mismo con lo mejor que los otros pueden hacer.

He aprendido que en un instante puedes hacer algo que hará doler tu corazón el resto de tu vida.

He aprendido que me está tomando mucho tiempo llegar a ser la persona que quiero ser.

Que siempre debes despedirte de los seres queridos con palabras amorosas, porque puede ser la última vez que los veas.

Que siempre puedo seguir adelante mucho después de que pensaba que ya no podía.

Que somos responsables por lo que hacemos, no importa cómo nos sintamos.

He aprendido que, o controlas tu actitud, o ésta te controla a ti.

He aprendido que no importa qué calurosa e intensa sea una relación al principio, la pasión disminuye y es mejor que haya algo que tome su lugar.

Que los héroes son personas que hacen lo que se debe hacer y cuando es necesario hacerlo, independientemente de las consecuencias.

Que el dinero es un medio pésimo para mantenerse arriba.

Que mi mejor amiga y yo podemos estar haciendo algo o haciendo nada, y sin embargo la pasamos muy bien.

Que a veces aquellos que esperas que te den la patada cuando estás pasando una mala racha, son los que te ayudan cuando te has recuperado.

He aprendido que a veces cuando estoy enojada tengo el derecho de estar enojada, pero no el derecho de ser cruel.

Que la verdadera amistad continúa creciendo, incluso a pesar de las distancias más grandes. Lo mismo se aplica al amor de verdad

Que sólo porque alguien no te quiera de la forma que deseas, eso no significa que esa persona no te quiera de la mejor forma de que es capaz.

Que la madurez tiene mucho que ver con las clases de experiencia que has tenido y con lo que has aprendido de ellas, y poco con la cantidad de cumpleaños que has celebrado.

Que nunca debes decirle a un niño que sus sueños son irrealizables o desproporcionados. Pocas cosas son tan humillantes como ésa, y qué tragedia sería si llegaran a creerlo.

He aprendido que mi familia no estará siempre disponible para mí. Puede parecer extraño o divertido, pero personas no emparentadas conmigo pueden preocuparse por mí, amarme y enseñarme a creer en la gente de nuevo. Las familias no son biológicas.

Que independientemente de lo bueno que sea un amiga(o), habrá momentos en que me hiera y deberé perdonarlo por eso.

Que no siempre bastará con ser perdonado por los demás. A veces será necesario aprender a perdonarme a mi misma.

Que no importa cuán roto esté tu corazón, el mundo no se detendrá para consolarte

He aprendido que nuestros antecedentes y circunstancias pueden haber influenciado lo que somos, pero somos responsables por lo que lleguemos a ser.

Que el hecho de que dos personas discutan no significa que no se amen. Pero el que no discutan tampoco significa que sí se amen.

Que no tenemos que cambiar de amigos si llegamos a entender que los amigos cambian.

Que no deberías esforzarte tanto para descubrir un secreto. Podría cambiar tu vida para siempre.

Que tu vida puede ser cambiada en cosa de horas por personas que ni siquiera te conocen.

He aprendido que aun cuando pienses que ya no tienes nada más que dar, si un amigo te pide ayuda, encontrarás la fuerza para hacerlo.

Que los títulos en una pared no te hacen un ser humano decente.

Que las personas que más te importan en la vida, son alejadas de tí demasiado pronto.

He aprendido que es difícil marcar el límite entre ser amable para no herir los sentimientos de la gente, y defender aquello en lo que crees justo.

Y aún así, todavía me queda mucho por aprender...

No hay comentarios:

Publicar un comentario